De acuerdo con el portal de Unicef México, la crianza respetuosa o positiva, son aquellas prácticas de cuidado, protección, formación y guía que posibilitan el desarrollo, bienestar y crecimiento saludable y armonioso, tanto físico como mental, espiritual, ético, cultural y social de niños, niñas y adolescentes, gracias a que se realiza de acuerdo con la evolución de las facultades la etapa del ciclo vital de desarrollo, características y circunstancias de las infancias, sin recurrir a la violencia y respetando sus derechos humanos.
Por otro lado, María Jimena Mantilla, investigadora del Instituto Gino Germani de Universidad de Buenos Aires; define la crianza respetuosa como un movimiento social y un estilo de vida por la doble búsqueda de transformar de forma personal y social el rol parental/maternal (“mapaternidad”), a través de la práctica y divulgación de información desde los cuidados perinatales, hasta el entendimiento de las necesidades fisiológicas y emocionales de niñas, niños y adolescentes.
“Una nalgada a tiempo es mejor.”
Ésta frase solo sigue fomentando castigos físicos “leves” como método de crianza para que las infancias aprendan de límites, además de generar culpa en madres y/o padres que están tratando de poner en práctica una crianza libre de violencia.
Entonces ¿cómo pongo límites?
Como se menciona anteriormente, la crianza positiva trata de comprender las distintas etapas del desarrollo del infante, ya que con éste conocimiento podemos ir fijando las indicaciones adecuadas para fijar límites a los peques, así como las respectivas consecuencias de sus actos al traspasar un límite/indicación/instrucción, sin castigar de forma física o humillar de forma verbal.
Parece como que no di una respuesta fija a la incógnita, pero no hay receta mágica que podamos seguir puesto que cada familia, cada niño o niña es diferente, por lo tanto, los métodos serán personalizados a los objetivos, necesidades y personalidad de cada familia; pero sí podemos seguir los siguientes aspectos:
- Así como adultos tenemos derechos, los infantes también. Papá/Mamá no pueden ser la voz definitiva/tajante en casa, tus peques también tienen derecho a opinar o intervenir, además de obedecer.
- ¡Conócete!: tus emociones, tu regulación, tus necesidades, tus áreas de oportunidad como mamá/papá y trabaja en ello; poder reconocernos y escucharnos, nos permite reconocer y escuchar las necesidades de nuestros hijos/as.
- Coherencia: con lo que digo, hago y pido. “Predica con el ejemplo”.
- Acompaña: en todo momento y siempre que te lo soliciten.
- Observa: el comportamiento de tus peques, sus hobbies, sus movimientos, etc.
- Escucha: su tono de voz en los distintos escenarios en los que se puedan encontrar, su llanto, sus conversaciones, lo que les gusta decir y lo que tienen que decir.
Un proceso de crianza respetuosa no siempre se soluciona con leer libros o artículos al respecto, es un trabajo arduo que en muchas ocasiones se generan culpas por comentarios desafortunados de personas que intentarán regresarte a una “crianza tradicional”; por lo que un acompañamiento profesional con psicólogos o pediatras sub especializados en el tema de crianza te podrán acompañar durante tu proceso.
¡Extra!
No te preocupes si no iniciaste tu crianza de una forma positiva/respetuosa, siempre podemos generar el cambio que será para un beneficio en común, en éste caso: un beneficio familiar. Será difícil al principio, más no imposible, recuerda que es parte del proceso un día estar arriba y al otro abajo y al siguiente en medio. Además, te comparto las siguientes cuentas de profesionales expertas en el tema que puede que te ayuden en el proceso:
- Fernanda Restrepo: Ni una Palmadita
- Machy Guerrero: psicoeducar
- Carina Schwindt y Mariana Fernández: psiconeuroinfancia
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