Una crisis o ataque de ansiedad pasa cuando las sensaciones de angustia, miedo y preocupación aumentan de forma repentina e intensa, al grado de parecer incontrolables. Estas crisis vienen acompañadas de síntomas físicos igual de intensos y de pensamientos irracionales.
Según estudios, se estima que un 20% de la población ha experimentado una crisis de ansiedad en algún momento de su vida. Tomando eso en cuenta es pertinente saber qué hacer en estos casos o cómo acompañar a alguien durante un ataque, el día de hoy descubriremos qué hacer.
Primeramente, es importante recordar que la ansiedad es un sentimiento como cualquier otro, por lo tanto, tiene una función: prevenirme y/o protegerme de algo que sucederá, me ayuda a estar alerta y poder reaccionar mejor a algún peligro posible. Bien gestionada, la ansiedad es muy útil.
El problema es cuando esa ansiedad, en vez de ayudarnos, nos dificulta resolver el problema que se presenta; comenzamos a sentir cómo sube el malestar y queremos dejar de sentirlo, pero mientras más intentemos controlarlo, más se puede descarrilar.
Causas de una crisis de ansiedad
La mente es muy eficaz y busca formas diversas para resolver problemas, pero también para evitarlos. En muchas ocasiones, lo que puede desencadenar un ataque de ansiedad es porque aquella situación que estamos por vivir ya la procesamos como peligrosa en el pasado, y por ello la mente le manda la señal al cuerpo de que es momento de protegernos.
Los pensamientos intrusivos son aliados de las crisis de ansiedad; porque buscan posibles y diversos escenarios catastróficos que se vuelven razones para no llevar a cabo la actividad.
Pongamos un ejemplo:
Sofía durante la infancia experimentó una desagradable experiencia hablando en público, desde ese entonces, evita a toda costa ser el centro de atención en cualquier grupo. Sofía, ahora adulta, es una exitosa investigadora, muchos de sus estudios han sido publicados en revistas científicas. Su jefe le acaba de dar la noticia de que habrá un congreso internacional pronto y ella es una de las ponentes principales.
Ella tiene sensaciones encontradas; por un lado, se siente honrada de que su trabajo comience a tener reconocimiento internacional, pero hablar en público le aterra mucho. Su cabeza comienza a dar vueltas en pensamiento de los posibles escenarios catastróficos que podrían pasar si se sube al estrado: “me puedo quedar sin palabras”, “qué tal si la gente se da cuenta que estoy nerviosa”, “qué tal que mi exposición no es tan buena como la de los demás expositores”, “no lo lograré”. Acompañado de estos pensamientos se vienen malestares fisiológicos bastante incómodos e intensos que desarrollan en Sofía un ataque de ansiedad.
Síntomas de una crisis de ansiedad
Los pensamientos irracionales que acompañan la crisis varían según la persona y la situación. Pero los fisiológicos presentan más similitudes, pues como se mencionó, el cuerpo se prepara para el peligro de forma automática.
- Taquicardia (aumento del ritmo cardíaco)
- Hiperventilación o sensación de asfixia (respiración muy acelerada y poco profunda)
- Tensión muscular y/o entumecimiento (temblores, rigidez, inquietud, hormigueo)
- Visión borrosa o de túnel (las pupilas se dilatan)
- Nauseas o diarrea (pues al estar en alerta, el cuerpo desactiva algunas funciones autónomas, como la digestión)
- Mareos y sudoración
De forma cognitiva y emocional, se presentan pensamientos intrusivos e irracionales que sólo retroalimentan más el ataque y la sensación de peligro.
Diferencia entre crisis de ansiedad y ataque de pánico
Aunque de forma fisiológica tiene muchos síntomas iguales, lo que ayuda a diferenciarlos está en la intensidad que se presentan. El ataque de pánico llega de forma repentina y muy intensa, mientras que el de ansiedad va cambiando de intensidad mientras se desarrolla, a causa generalmente de algún estresor, como lo vimos en el ejemplo de Sofía. En cuestión de duración, un ataque de ansiedad se puede prolongar a diferencia de un ataque de pánico.
En el aspecto cognitivo y emocional es donde podemos encontrar más diferencias; pues en el ataque de pánico se presentan sensaciones de despersonalización (sensación de no ser uno/a mismo/a) y el sentido de realidad se pierde. De igual forma se presenta el miedo a morir, o perder el control.
¿Qué hacer al momento de una crisis?
Lo que primeramente se piensa como solución es detener esos pensamientos, o intentar respirar profundamente para detener todos los síntomas (que generan malestar), pero no es tan fácil como suena.
La ansiedad lo que busca es mantener todo bajo control, pero eso es imposible, y al querer forzarnos a controlar el malestar del ataque, solo lo retroalimentamos. Se trata entonces de centrarse en la actividad que se realiza, y dejar pasar las sensaciones, porque sí pasarán.
Si no pude detener la ansiedad justo cuando comencé a sentir toda la sintomatología, lo mejor es dejarla correr, no serán sensaciones agradables, pero sí temporales. Conforme las dejo correr, puedo centrarme en mi entorno y regresar a la realidad; dónde estoy, qué veo, qué puedo percibir con mis demás sentidos.
Posteriormente, puedo hacer un recuento y descripción de lo que sentí y pensé durante la crisis, eso ayudará a identificar mejor cuando las próximas crisis se acerquen y detenerlas antes si es posible.
¿Cómo acompaño a alguien en su crisis?
Tener en mente que la crisis pasará es fundamental tanto para quien la vive como para quien acompaña. Mantener la calma es igual de importante, ofrécele lo que necesite, ayúdale a regresar a su presente. Si la persona en crisis menciona necesitar espacio y cero contacto físico, eso hay que hacer. Cuando el ataque pase, se podrá hablar de lo ocurrido.
¿Se puede prevenir una crisis de ansiedad?
La ansiedad no la podemos desaparecer, pero sí podemos gestionar los factores detonantes y estresores. Recordar que la ansiedad sólo trata de ayudar, nos puede favorecer en resignificarla.
Tener una alimentación balanceada, acompañada de actividad física y buenos hábitos de sueño, es fundamental para contrarrestar cualquier malestar emocional y mental. Así como evitar el consumo de sustancias tóxicas para la salud.
De igual forma, contar con diversas estrategias para liberar tensión de la cotidianidad, tiene amplia eficacia. Fortalecer los hobbies, y las relaciones interpersonales es clave para un bienestar completo.
Si tienes alguna dificultad para encontrar este balance, no dudes en pedir ayuda, en un acompañamiento psicológico puedes desarrollar diversas estrategias para afrontar la ansiedad cuando se sale de control.
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