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MEMORIA

Si hablamos de memoria debemos hablar de aprendizaje, por lo tanto, de experiencias de vida. En sí, cada suceso que vivimos nos da la oportunidad de aprender, pero este aprendizaje no será aprovechado si lo que recolectamos lo olvidamos. La capacidad del cerebro para aprender implica la capacidad del cerebro para recordar y ambas pueden resumirse en la capacidad del cerebro para adquirir información.

Aprendizaje y memoria son dos procesos psicológicos íntimamente relacionados, constituyen dos momentos en la serie de procesos a través de los cuales se maneja y elabora la información proporcionada por los sentidos.

Ilustración de un cerebro con aprendizajes y niños

El aprendizaje implica siempre alguna forma de adquisición de información, esta información la recibimos a través de nuestros sentidos: el olfato, el gusto, la vista, el oído y el tacto. Se debe mencionar que al ser nuestros sentidos susceptibles de una interpretación subjetiva, el aprendizaje estará expuesto a la misma subjetividad, es entonces dónde se entiende qué cada persona puede aprender diferentes cosas con diferente complejidad ayudándose de diferentes herramientas o procedimientos.

Y a su vez, el aprendizaje que tenemos memorizado afectará la forma en que percibimos nuestra realidad, la forma en que procesamos la información adquirida y por consecuencia el nuevo aprendizaje.

Es así que en ocasiones la forma en que recordamos nuestra realidad puede ser diferente a lo que recuerdan e interpretan los demás, dando paso a posibles conflictos.     

TIPOS DE MEMORIA

Se suele hacer la distinción entre dos grandes apartados, la memoria a largo plazo y memoria a corto plazo.

Dentro de la memoria a largo plazo hablamos de memoria semántica y la memoria episódica. Adquirimos información de nuestro entorno a través de la memoria semántica, que es como el conocimiento más objetivo del mundo. Esta información suele ser independiente del contexto en el que se ha adquirido y posee características más abstractas y generales.

cerebro con globos de dialogo

Este conocimiento resulta, por lo general, de la repetición y la acumulación progresiva de información, como lo serían los conocimientos adquiridos en un espacio educativo.

La memoria episódica contiene información del mundo en cuanto a las experiencias personales. Esto significa que los recuerdos de experiencias propias van normalmente unidos al contexto temporal y espacial en que tales experiencias se viven; esto sucede cuando olemos un aroma que nos evoca recuerdos de una persona o lugar.

una chica pensando, ilustración

Mientras que la memoria a corto plazo es un sistema que mantiene temporalmente la información recién adquirida, resalta la función de este sistema como una forma de memoria operativa o de trabajo, es decir, mantiene temporalmente activa la información relevante para la tarea a realizar esta información puede proceder de los órganos sensoriales o bien consistir en representaciones  activadas de los sistemas de memoria a largo plazo.

Se puede observar al enfrentar tareas nuevas, de las cuales solo se nos brinda instrucciones en el momento o se realizan con información de tareas similares previas.

Memoria y aprendizaje

Como se ha mencionado anteriormente, la memoria y el aprendizaje van de la mano; sin embargo, esto no implica que el tener “mala memoria” refiera a una persona incapaz de aprender, se debe tomar en cuenta todo el proceso de retención de información, desde el momento en que se tiene o no la atención en el estímulo, cómo percibimos la información, el contexto o situación donde se da, el proceso biológico, la forma y objetivo en donde se aplicara esa información.

Por último, también se debe tener en cuenta que podemos desarrollar con mayor o menor intensidad algún tipo de memoria específica desde la infancia, dejando en evidencia las áreas que podemos trabajar para seguir desarrollando.

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