El autismo es uno de los trastornos que abarca el grupo de los llamados trastornos del espectro autista, también conocidos como TEA. Se caracterizan por deficiencias en las áreas conductuales, de interacción y de comunicación. Esta afección neurológica del desarrollo se presenta en los primeros años de vida. Es independiente de características como la raza, el género, nivel socioeconómico, región geográfica, etc.
Se estima que a nivel mundial 1 de cada 160 niños o niñas tienen esta afección, mientras que en México las cifras que muestra un estudio hecho en el 2016 por la organización Autism Speaks señalan su presencia en 1 de cada 115 infantes, es decir, está presente en el 1% de la población.
Evolución del término autismo a lo largo de la historia.
A pesar de que el autismo ha estado siempre presente, no fue hasta el siglo XX cuando se reconoce y cataloga a los trastornos que abarcan el TEA. En el caso particular del autismo, fue el primero en ser aceptado y para 1911 ya se había acuñado el término que actualmente conocemos. Eugen Bleuler empleo el termino para describir una condición de ensimismamiento ocasionada por una relación social deficiente (Gupta, 2004 citado por Ronald T., Smiley L., y Richards S., 2009). La palabra autismo tiene sus raíces etimológicas en el griego “autos” que significa “sí mismo”, es decir, vivir dentro de uno mismo.
Otra contribución importante fue el trabajo que elaboro Leo Kanner quien en 1943 publicó su estudio “Alteraciones autistas del contacto afectivo”, describiendo las características de 11 infantes quienes tenían “autismo infantil temprano” y observando que antes de los seis años de edad, los menores ya denotaban dificultades para relacionarse con las demás personas, una repetición de las palabras que se decían (ecolalia), soledad, miedo a ruidos muy fuertes o estridentes, etc. Sin embargo, no fue hasta 1956 cuando se identificaron los criterios para diagnosticar dicho trastorno y para 1980 fue reconocida oficialmente por la American Psychological Association (APA) (Ronald T., Smiley L., y Richards S., 2009).
Mitos alrededor del autismo.
- El autismo es contagioso.
Es tipificado como un trastorno neurológico, es decir, su origen no es por la presencia de algún virus o bacteria que pueda transmitirse.
- La falta de afecto de los padres hacia el hijo o la hija es una causa de autismo.
Frecuentemente relacionado a una madre “fría” o considerada indiferente; sin embargo, recordemos que tiene un origen en el desarrollo neorobiológico, es decir, no se enlaza con el vínculo que se establece los primeros años de vida.
- Por la vacuna triple viral.
Este mito comenzó en 1998 como consecuencia de una investigación que sugería que el virus del sarampión presente en la vacuna era el que causaba autismo debido a la fuga de toxinas al cerebro obtenido de una inflamación intestinal.
- Las personas con autismo no se comunican.
Si bien una de las áreas de afectación radica en la comunicación, no quiere decir que las personas con autismo no tengan habilidades comunicativas. Cada persona da un mensaje de diferente forma y el darles recursos facilitará la transmisión de un mensaje.
- Es mejor dar su espacio a las personas con autismo porque así lo prefieren, es decir, evitar que interactúen con otras personas.
Está afirmación solo provoca que se segregue a la persona debido a que se le limita de participar en actividades cotidianas y evitará que se encuentren aquellas herramientas y recursos que brinden una mejor calidad de vida. Si una persona autista posee herramientas o adecuaciones favorables a su entorno, se va a promover una mejor interacción con el medio.
¿Qué señales pueden ayudarme a reconocerlo?
Su base etimológica descrita previamente nos brinda una idea cercana a las características que identifican al autismo, destacando así el déficit presente principalmente en tres áreas: comunicación verbal y no verbal, interacción social y conductual, mismos que se manifiestan desde pequeños.
Si bien un infante puede ser diagnosticado después de los tres años de vida, la aparición de las conductas o síntomas propios de la afección se ven previo a esa edad.
Dentro de las alteraciones en el campo conductual se destaca la presencia conductas repetitivas o estereotipadas, así como el apego inflexible a una rutina definida y en ocasiones poco funcional que ante el mínimo cambio genera alteración. Es distintivo también el realizar movimientos constantes y repetitivos como aplaudir, mover las manos, balancearse, etc.
Como parte del rubro de interacción social podemos destacar:
- Dificultad o incapacidad para establecer relaciones sociales con personas en su mismo nivel de desarrollo.
- Carencia de muestras de interés hacia objetos o sensaciones agradables para el menor, como sus logros, gustos, actividades divertidas, etc.
- Escaso contacto visual con otras personas.
- Escasa respuesta ante escuchar su nombre.
- Predilección por los juegos en solitario.
Referente a la comunicación, se presentan alteraciones tanto para la verbal como la no verbal, dentro de las cuales se destaca:
- El desarrollo tardío o ausencia en el lenguaje hablado
- Búsqueda de compensación del habla por gestos, mímica, etc.
- Dificultad para mantener una conversación con otras personas
- Repetición de frases o palabras
- Falta de expresión de emociones
- Dificultad para comprender las emociones de los/las demás