Hay temas de adicción que se hablan por todos lados, y hasta observamos campañas de concientización y prevención al respecto como tabaquismo o alcoholismo, entre otras. Sin embargo, las adicciones a sustancias como las ya mencionadas, no son las únicas, y nos sorprendería saber qué tipo de adicciones se pueden desarrollar con el avance de las nuevas tecnologías.
La adicción es un trastorno crónico pero tratable, que consiste en un consumo desmesurado y difícil de controlar, ya sea a alguna sustancia (alcohol, tabaco, drogas, etc.), como actividades (compras, sexo, revisión de redes sociales, etc.).
En el caso de las drogas, tienen la capacidad de aumentar nuestros niveles de dopamina (mejor conocida como la hormona de la felicidad); sin embargo, cualquier actividad/conducta que resulte placentera y nos haga liberar mayor producción de dopamina, nos pone en riesgo de generarla una adicción.
“Todo en exceso no es bueno”.
No quiere decir que por tener un encuentro sexual placentero, o por haber ganado un buen botín en el casino, quiere decir que ya somos adictas/os a esa sensación de placer. Lo importante a considerar y tener en cuenta para detectar si estamos generando una adicción a alguna sustancia o conducta/actividad, es la dependencia que se desarrolla, así como la pérdida de la libertad. Es decir: que el consumo sea diario (y en aumento) y se considere indispensable para su vida. Si no se consume la sustancia o realiza la actividad, se percibe irritabilidad o cambios de humor drásticos, así como síntomas de ansiedad y malestares físicos que pueden variar dependiendo de la sustancia.
En ésta época estamos expuestos a nuevas adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías: internet, televisión o servicios de streaming, videojuegos, entre otros relacionados, son solo algunos ejemplos de actividades aparentemente inofensivas, pero te has preguntado ¿cuánto tiempo podrías estar sin internet o un dispositivo móvil?
La gran mayoría de los hogares cuenta con una pantalla de TV, una computadora o un dispositivo móvil, que pueden o no estar al alcance de infancias de edad no escolar, lo que puede ocasionar que se vea tan natural que manipulen un teléfono o una tablet que no nos damos cuenta que están más expuestos a generar una adicción a éstos dispositivos. Por lo que hay que estar pendientes del uso moderado de éstos dispositivos, puesto que son herramientas bastante útiles que nos pueden ayudar desde la investigación para una tarea, hasta el entretenimiento y poder estar en contacto con seres queridos que no podemos frecuentar tan seguido.
“Una persona adicta no utiliza el smartphone por su utilidad, sino para aliviar su malestar emocional”.
Hay que comprender que las conductas adictivas están controladas principalmente por reforzadores positivos (la sensación placentera) pero termina por ser controlados por reforzadores negativos (alivio a alguna tensión emocional, especialmente). Es decir, una persona en la vida cotidiana puede hablar por teléfono o conectarse a internet para enviar un mensaje de “whatsapp”, actualizar sus redes o incluso trabajar; una persona adicta, lo hace buscando un alivio del malestar emocional (aburrimiento, soledad, ira, nerviosismo, etc.)
¿Prevención?
Constantemente en los medios de comunicación hay campañas sobre la prevención de adicciones enfocados a las sustancias nocivas, a los cuales podemos poner atención y en práctica. Con respecto a cualquier otra actividad, tanto como las mencionadas en éste artículo o no, es indispensable recordar que cada acción/actividad tiene un fin particular (diversión/recreación principalmente), si la actividad/acción no está relacionada con un fin en específico y es para alimentar cierta emoción o deshacernos de ella, es cuando debemos activar nuestros sistemas de alarma y actuar al respecto. Claro que puede ser difícil de detectar en nosotras/os mismos, pero hay que escuchar lo que nos pudiera mencionar nuestra red de apoyo o personas cercanas con respecto a nuestras conductas.