Descubre en este artículo cómo detectar el síndrome del hijo emperador a través de señales de alerta en el comportamiento y la dinámica familiar. Aprende a promover una crianza equilibrada.
Seguramente en algún momento de tu vida has visto alguna situación en donde el hijo o la hija toman el control, cuando en realidad sus cuidadores son quienes deberían guiarlo/a o bien, orientalo/a.
Cuando un infante asume el control y desafía a sus progenitores, se identifica la existencia del Síndrome del hijo emperador o tirano. Este síndrome se caracteriza por establecer una serie de exigencias que, cuando no se satisfacen, resultan en la manifestación de conductas agresivas hacia los padres. Estas conductas pueden incluir insultos, amenazas e incluso llegar a observarse violencia física.
Una constante identificada por diversos autores (y retomando por Bodero, L., 2018) entorno a las características qué poseen los también llamados hijos dictadores, es el desarrollo de comportamientos agresivos, impulsivos e irresponsables enfocados en alcanzar su objetivo.
Diferentes perfiles frente a un mismo síndrome.
Dentro de este síndrome se presenta una imposición sobre lo que se hace dentro del sistema familiar, de forma directa o bien, acomodando las circunstancias a su favor. Si dentro de la familia existe la presencia de hermanos, también el señalado hijo tirano va a marcar la pauta sobre el modo bajo el cual van a interactuar, es decir, posee el control de las interacciones propias de cada integrante.
Dentro de las características generales qué se distinguen en esta población de infantes destacan los problemas en la resolución de conflictos, desencadenando baja tolerancia a la frustración.
Igualmente, los miembros de la familia constantemente desafinan las reglas establecidas en el núcleo familiar. Si además consideramos la baja tolerancia a la frustración previamente mencionada, una norma aparentemente sencilla de cumplir conduce a un enfrentamiento en el cual la falta de empatía se hace evidente.
En el año 2007, Garrido (citado por. Bodero, L., 2018) destaca la presencia de seis tipos de niños, niñas o adolescentes dictadores/as:
- Manipulador culto encargado de demeritar las habilidades de otra persona bajo una máscara de sabiduría y sapiencia.
- Manipulador dictador, quien como su nombre indica, directamente mediante el uso de la violencia consigue lo que anhela.
- Manipulador seductor caracterizado por aprovecharse de sus padres hasta reconocer el momento oportuno para transformar la situación a su favor.
- Manipulador tímido quien emplea “peones” para implantar una visión distorsionada sobre alguien más dentro del sistema.
- Manipulador simpático qué tiende a mostrar una doble intención en su forma de actuar o hablar resultando esta categoría la más común.
- Manipulador altruista quien pareciera ser un hijo o una hija considerado/a y bondadoso/a, pero únicamente buscando conseguir un beneficio propio.
¿Por qué los hijos y las hijas comienzan a tomar el control?
Al ser considerado un trastorno de la conducta, sostiene sus causas dentro del sistema de crianza en donde la ausencia de límites resulta determinante en el desarrollo del síndrome: si estos no son claros o son difusos, el/la infante comenzará a internalizar que sus solicitudes deben ser resueltas sin restricciones y de forma inmediata posicionandole en una postura de gran poder y privilegio.
Si no se detienen de manera oportuna, los primeros berrinches pueden convertirse en un claro ejemplo de aprendizaje para los niños y niñas, ya que a través de esta conducta logran obtener lo que desean inicialmente.
Por lo tanto, es crucial tener claridad en los roles, ya que si en algún momento se invierten, es probable que se desencadenen comportamientos donde los niños y niñas perciban un sentido de poder y actúen para que se cumplan sus caprichos.
Como afecta la crianza
En la actualidad, ha aumentado el número de familias que reconocen la presencia de un niño o niña con estas características debido al ritmo de vida actual, que implica que los hijos e hijas pasen gran parte del tiempo solos o con cuidadores, lo que genera sentimientos de culpa que buscan ser compensados cumpliendo todas las solicitudes del menor sin tener en cuenta los límites mencionados anteriormente.
Se observa también qué una crianza basada en un excesivo cuidado hacia las necesidades del infante intentando evitarle una exposición a complicaciones y/o con padres en exceso permisivos origina la falsa idea de que esta forma de vida será persistente a lo largo de sus años venideros y, por tanto, que todas las personas con quienes se rodeen estarán obligados/as a velar por el cumplimiento puntual de sus deseos. Cabe destacar que si se evita la exposición temprana a situaciones problemáticas se atentará con el desarrollo de habilidades sociables encaminadas a generar estrategias de resolución de conflictos.
¿Qué hacer si es detectado?
Si se reconocen comportamientos y rasgos propios del síndrome del hijo/hija tirano/a es crucial no intentar modificar la dinámica de un momento a otro, optando así por un cambio paulatino donde el establecimiento de reglas y límites resultan esenciales.
Es necesario generar seguridad para transmitirlos y mostrarse firme y coherente durante este proceso respetando en todo momento las nuevas pautas que se vayan imponiendo. Adicionar responsabilidades acordes a su edad y/o etapa del desarrollo es un gran complemento qué ayudará a retomar el control dentro del sistema.
También, los padres pueden optar por apoyarse de profesionales de la salud mental quienes se encargarán de orientarles en el esclarecimiento de pautas saludables de comportamiento y la adquisición de límites.
Ser padre o madre no es tarea fácil y no hay una guía que señale paso por paso qué hacer y qué no dentro de la crianza y los primeros años de vida de un menor o una menor; sin embargo, siempre va a resultar esencial marcar los roles dentro de la familia generando una dinámica congruente con los mismos y permitiéndoles explorar el mundo por sí mismos/as con la supervisión, compañía y guía de sus cuidadores.
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