Es normal (progesterona, sobretodo) que durante el embarazo se experimenten muchos cambios corporales y emocionales; es evidente que los niveles hormonales de mujeres y personas gestantes aumentan, y una vez que se da a luz, estos niveles de hormonas comienzan a regularizase, y los síntomas varían, entre ellos, se podrían experimentar síntomas muy similares a la melancolía o la depresión.
Sin embargo, no solo las hormonas juegan en éste padecimiento, existen otros factores de riesgo como lo podrían ser altos niveles de cansancio o agotamiento, dificultades con la lactancia o durante el posparto.
La melancolía suele aparecer alrededor de dos o tres días después de dar a luz, experimentando también síntomas de ansiedad; por otro lado, la depresión posparto suele aparecer entre dos y ocho semanas después de dar a luz, pero puede darse hasta un año después del nacimiento del bebé.
La construcción del concepto de “maternidad” como un estado idealizado de felicidad y satisfacción, ha generado que la depresión posparto sea difícil de reconocer y aceptarse en aquellas personas que lo llegan a padecer. Por ende, también es importante distinguir entre melancolía, depresión y psicosis posparto.
En cuanto a la depresión posparto, es importante tener en cuenta que se puede llegar a experimentar son:
- Tristeza profunda.
- Sensación de agobio.
- Llanto persistente.
- Sensación de falta de lazos afectivos con bebé.
- Dudas sobre su capacidad de cuidar a su bebé.
Además de tener en cuenta:
- Problemas previos de salud mental.
- Causas biológicas.
- La calidad de apoyo recibido por parte de familiares/amigos/redes de apoyo.
- Experiencias difíciles durante la infancia.
- Experiencias de abusos.
- Baja Autoestima.
- Condiciones de vida estresantes.
- Entre otros acontecimientos importantes.
Cuando una Depresión posparto no se atiende de forma oportuna, es posible que la mamá no pueda atender las necesidades de sus hijos/as, lo cual impacta en el desarrollo cognitivo, conductual y emocional de las infancias, incrementando las posibilidades de generar apegos inseguros y un mayor riesgo de padecer trastornos psicológicos en menores.
Tratamiento
El tratamiento a éste padecimiento es más efectivo de forma interdisciplinaria, ya que diversos estudios demuestran que un tratamiento farmacológico tiene mayor efectividad que solo llevando una intervención psicológica sin fármacos. Sin embargo, al preocuparnos por los efectos que pudiera tener la medicación en el bebé, se optan por intervenciones psicológicas y psicosociales que permitan la mejora de la mamá.
Bienestar Posparto
El alivio y reducción de síntomas tiene que ser el objetivo primario de las intervenciones, lo que puede implicar una reestructuración en el concepto que se tiene sobre “maternidad”, así como el de “ser buena madre”. Llevar a buen término el embarazo y satisfacer las necesidades del menor durante el primer año de vida no depende solo de la mamá, sino también de la participación de la pareja, familia, sociedad y proveedores de salud.
Espacios y entornos seguros para mujeres y personas gestantes durante el embarazo, así como la obtención de información oportuna, además de servicios de salud dignos, ayudan a prevenir en gran porcentaje los síntomas y padecimiento de depresión posparto.
Si consideras que tú o alguien que conoces está en riesgo de padecer depresión posparto, o consideras que los síntomas descritos en éste artículo coinciden con las vivencias experimentadas durante éste momento, no dudes en contactar una sesión con nuestro equipo, con gusto alguien te brindará la atención necesaria.
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