“Cuando ya no podemos cambiar la situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.”
-Viktor Frankl
Conforme una persona va creciendo, va acumulando diversas vivencias que al evocarlas pueden generar una sensación gratificante o agradable o, por el contrario, provocar malestar o incluso arrepentimiento al identificar ciertas decisiones con las cuales no se puede estar tan conforme en la actualidad. Cuando una persona no puede perdonarse por situaciones vividas en el pasado, a la larga va a suponer un deterioro y afectación en su salud mental.
Este proceso no resulta tarea sencilla, puesto que supone llevar a cabo una introspección encaminada a detectar aquellas situaciones en las que un individuo pudo haber generado algún daño a otra persona, o incluso a sí mismo/misma, debido a una decisión tomada en ese momento. En este lapso se toma la responsabilidad de lo sucedido y se comienzan a generar una serie de acciones que lleven a subsanar las consecuencias generadas o bien, se analizan aquellos pasos que no deben volver a duplicarse si se busca no repetir una situación de dicha índole.
La presencia de la culpa.
Si bien, existen momentos en los que esta tarea resulta sencilla de cubrir, deben ser considerados aquellos donde, por el contrario, las emociones como la culpa y/o la vergüenza se hacen presentes, dificultando o evitando que una persona pueda cumplir con este ciclo.
El objetivo fundamental de subsanar acciones que causaron un daño en el pasado no se centra en olvidar lo sucedido, por el contrario, busca que el individuo genere una percepción diferente sobre este mismo suceso, misma que le resulte más saludable y adaptativa y le lleve a avanzar. Generalmente se producen emociones negativas cuando una persona eligió una decisión que causó un daño hacia su misma persona o hacia alguien más, pero es considerado perjudicial cuando dichas emociones permanecen durante un tiempo prolongado ya que sesgan una visión integral del evento, evitando reconocer los aprendizajes que se pueden extraer de lo sucedido.
Recuerda que todas las personas cometemos errores, si no los aceptamos y les damos un peso mayor al que poseen, la culpa se hace presente y se genera dicho fallo en torno a los aprendizajes creando una visión pesimista de la situación. Centrar el pensamiento en el “hubiera” únicamente lleva a la persona a centrarse en el pasado creando un estado de frustración y/o ansiedad constante, evitando así aceptar lo sucedido, avanzar y sanar.
Diferencias entre el perdón a uno mismo y a los demás.
Prieto-Ursúa M. y Camillas P. (2015) señalan que el perdón interpersonal es incondicional, debido a que puede ser concedido sin la necesidad de que la persona que ejerció la conducta dañina genere una acción que promueva el aliviar o reducir dicho malestar. Mientras que, en la búsqueda del perdón intrapersonal o hacia uno mismo o una misma, el individuo va delimitando las pautas o condiciones a seguir para alcanzar el anhelado perdón, desencadenando un cambio e instaurando una manera distinta de comportarse en el presente y el futuro.
A diferencia de perdonar a otra persona (interpersonal), el sujeto no puede huir de la situación por la serie de pensamientos que se generan en torno a ella.
Entonces, ¿cómo puedes comenzar a trabajar el perdón hacia ti misma/mismo?
- Pregúntate, ¿qué necesitas realmente perdonarte? Establece de forma clara y concreta la situación a abordar.
- Determina el porqué sucedió dicho evento. Recuerda contextualizar lo sucedido reconociendo no sólo la situación, sino identificando la edad que tenías cuando tomaste dicha decisión, si estabas atravesando algún otro evento complejo o estresante, si alguien más intervino en la elección, etc.
- Cuestionate sobre qué buscabas cuando tomaste esa decisión. Intenta recordar o analiza cuál era tú propósito a alcanzar en aquel momento, porque puede ser completamente distinto al que buscarías en la actualidad.
- Identifica cómo te sientes en la actualidad por lo sucedido. Reconoce todas las emociones generadas a partir de dicha situación, resaltando incluso como cada una de ellas te ha afectado en la actualidad.
- Asume las consecuencias. Acepta las implicaciones que tu elección generó.
- Reconoce todos aquellos factores que te impiden perdonarte.
7. Pídete perdón. Subsana el error compensando lo sucedido.
Recuerda abandonar el arrepentimiento puesto que ya no puedes generar acciones que modifiquen el pasado, sin embargo, puedes reconocer todo aquello que te ocasiona un daño para evitar así volver a repetirlo.
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