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Cerrar ciclos: el arte de soltar lo que ya no te sirve.

A lo largo de la vida escuchamos constantemente sobre el tema de cerrar ciclos, se nos pide que cambiemos de hoja, que cerremos el círculo, que demos cierre a un tema, persona o situación, pero y ¿Cómo hacemos para cerrar un ciclo? ¿Hay algún manual o instructivo que nos diga como hacerlo? Pues bien, para esto primero definamos que es un ciclo…

¿Qué es un ciclo?

Los ciclos están presentes en todo, se pueden definir como algo que termina o llega su fin, para dar paso a una nueva fase dentro de un mismo proceso, por ejemplo, en las fases estacionales del año, termina primavera para dar paso al verano y así pasa sucesivamente, entre las cuatro estaciones existentes.

Pero también existen ciclos que cerramos de manera permanente, como lo son el cierre de un ciclo en una etapa de vida, como la infancia, la adolescencia, etc.; que aunque sean cosas que podamos seguir recordando y atesorando, ya no podemos volver a vivir de la misma forma.

La naturaleza trabaja bajo esta lógica de cerrar un ciclo para iniciar otro, y poder lograr llevar procesos de crecimiento y adaptación, dentro del ejemplo de las estaciones del año, los árboles experimentan cambios según la estación presente, durante el otoño, como ya sabemos, sueltan su follaje, pero en primavera va a volver a florecer.

¿Por qué nos cuesta trabajo dar cierre?

En los humanos estos procesos, en algunos casos, pueden ser algo más complejo, debido a la existencia del apego, es decir, la forma en la que nos vinculamos emocionalmente con ciertas cosas, personas, lugares, etc.; donde de pronto nos encontramos con emociones desagradables, como la tristeza, al pensar en soltar eso que tanto amamos.

Siguiendo la lógica de lo anterior, podemos decir que el cierre de ciclos para nosotros podría consistir en llegar a término con algo que perdimos, ya sea por decisión propia o por circunstancias que no están en nuestras manos; no dejar asuntos sin resolver o pendientes inconclusos, para poder iniciar o pensar en iniciar algo de una mejor manera, cerrando la puerta con amor, cuidado y agradecimiento, para que la siguiente puerta que abramos, o sea abierta para nosotros, sea abierta de la misma forma que nosotros cerramos la anterior ¿Cómo lo puedo hacer?

Dar gracias

Agradecer la presencia de eso/ese que estuvo en nuestra vida y lo que trajo a ella, ¿Qué me enseñó? ¿Qué me dejó? ¿Qué pasó? ¿Me gustaría repetir algo de aquí?, en este paso hay que evaluar aquello que nos marcó, ya sea de forma positiva o negativa.

Agradecer las cosas buenas, suele ser más sencillo, ya que justamente lo vemos como algo que aporto bienestar, pero también es importante aprender a cerrar con aquello que sentimos que no nos hizo del todo bien, ya que justamente el soltar y dejarlo ir, es lo que nos va a permitir continuar con lo que sigue sin guardar algún tipo de resentimiento ¿Cómo lo hago?…

Recordemos que también de lo negativo se aprende, tal vez, el aprendizaje detrás de eso, que no me agrado que pasará, es saber, de ahora en adelante, que eso que experimente o vivencié en alguna situación o con alguna persona, no lo quiero volver a experimentar.

Perdonar

El perdonar va encaminado a una paz interior, no hay nada que te mantenga más enganchado a una persona que algo no resuelto, por lo tanto el poder perdonar es una herramienta que va a permitir utilizar esa energía enfocada en todas aquellas emociones de malestar que no nos han permitido dar cierre, al mantenernos enganchados, y poder canalizarla a ese nuevo inicio.

Probablemente hayamos experimentado cosas que sean imperdonables, como por ejemplo violencia, abuso, etc.; pero ¿Por qué cargar toda la vida con los errores y los malos actos del otro? El perdonar lo mereces tú, para poder soltar ese daño, dolor, malestar e incomodidad y comenzar a trabajarlo y transformarlo en felicidad, el bienestar y la tranquilidad.

El perdón nada que tiene que ver con la reconciliación, son temas muy distintos, que si bien decides perdonar para poder avanzar, no es necesario convivir o repetir el hacer o estar con eso o ello que te generó tal daño o malestar.

Ofrecer disculpas

Aunado con el paso anterior, así como otros nos han podido generar algún tipo de malestar, es muy importante aprender a analizar nuestro propio actuar en los diferentes ciclos que vamos experimentando, el lograr identificar aquellas cosas que hemos hecho de forma consciente o inconsciente que pudieron haber herido u obstaculizando a otros, aceptarlas, nombrarlas y ofrecer una disculpa a quienes pidieron verse afectados por nuestro actuar.

Puede que dichas personas decidan aceptar las disculpas que ofrecemos, pero también puede que decidan no hacerlo, en ambos casos, hay que sentirnos satisfechos con lo que hemos realizado, pues ya pusimos la parte que nos corresponde en la ecuación del cierre del ciclo del otro, y es todo lo que podemos hacer.

Decir lo que siento

El lograr hablar de lo que sentimos respecto a aquello que estamos soltando de manera voluntaria o perdiendo de manera involuntaria, es fundamental, y la manera en la que vamos a poder iniciar a hablar de ello, es analizar para poder identificar que es en realidad lo que estoy sintiendo.

¿Cómo siento al pensar en esa relación que deje? ¿Qué me genera el haber renunciado a ese trabajo que ya no me hacía feliz? ¿Cuáles son las emociones que experimento al recordar a ese familiar que falleció y yo amaba tanto? El definir nuestro estado de ánimo más allá de “me siento bien” o “me siento mal” nos va a permitir saber por qué nos sentimos de esa forma y tal vez empezar a encontrar un sentido a esa emoción que se está haciendo presente para poderla resolver.

Recordemos que todas las emociones tienen una función de adaptación en nosotros, que nos permite resolver aquello que estamos enfrentando, pero el poder adaptativo en parte recae en permitirnos que la emoción se manifieste y la dejemos seguir fluir, aunque las emociones que experimentemos no sean necesariamente placenteras, si no les damos voz, van a crecer y acumularse generando aún un malestar mucho más intenso, en cambio al permitirle ser expresada, damos pie a la resolución de la misma. Lo que no se habla, no se sana.

¿Qué hago si ya lo intente y aún no puedo dar cierre?

Como ya vimos, puede que cueste trabajo dar cierre a ciertos temas o que nos atoremos en alguno de los pasos que acabamos de abordar, en este caso, te invitamos a tenerte paciencia a ti mismo/a y a tu proceso, puesto que hay cuestiones en las que tal vez, requerimos apoyo externo, no pierdas de vista tus redes de apoyo como familiares, amigos, pareja, etc.; y si crees que requieres apoyo profesional, estaremos encantados/as de trabajar apoyarte, no dudes en contactarnos.

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