Una ruptura amorosa significa que perdemos a alguien (relacionalmente) y todas las pérdidas implican un proceso de duelo; en él se experimentan estados emocionales incómodos y pensamientos desoladores, los cuales nos fuerzan a adaptarnos a este cambio.
El cerebro en una ruptura
También a nivel cerebral hay cambios que suceden y que pueden explicar el dolor que se genera en una separación.
Cuando una persona está enamorada, libera en altas cantidades oxitocina y dopamina, estos neurotransmisores activan el placer y es por ello que nos sentimos muy felices cuando estamos en pareja.
Pero cuando comienza el duelo relacional a causa de la ruptura, el cerebro pasa a segregar cortisol; esta hormona se libera para gestionar el estrés y nos hace responder con ansiedad y malestar.
Duelo relacional
Como hemos escuchado muchas veces, el duelo conlleva 5 etapas que se atraviesan para superar la pérdida. En realidad, existen varios modelos con sus distintas etapas, y no es regla que debemos de atravesar esas etapas en algún orden en específico. Cada persona vive sus diferentes tipos de duelo de la forma que más lo necesita.
Aquí te compartimos las etapas de duelo más conocidas, orientadas a lo relacional:
Negación
En esta etapa, a la persona se le dificulta reconocer que la ruptura sucedió y se enfoca en detalles de la relación como: “Dijimos que estaríamos juntos siempre” “Yo quería todo con ella/él”, etc.
Negociación
Aquí es muy común que haya recaídas, lo que en un duelo relacional se traduciría como una posible reconciliación de pareja. Ya que cabe el intento de que algo cambie y pueda haber otra oportunidad para la relación.
Ira
Llega un momento en el duelo que entendemos la ruptura, pero es desgarradora, esto desata emociones incómodas, entre ellas el enojo. Esta etapa está más presente si la causa de la ruptura es debido a infidelidad, abuso de confianza o falta en los acuerdos de pareja.
Depresión
En la fase de depresión, se presentan emociones y pensamientos similares a los de un episodio depresivo, de ahí el nombre. Este puede ser un momento decisivo, pues se saca todo el dolor y malestar que causa la ruptura y puede dar paso a una mejor aceptación.
Aceptación
Generalmente, es la etapa final del duelo; aquí se reconoce que la ruptura pasó y que situaciones como esta, son parte del asunto al relacionarnos con otras personas de forma sexo-afectiva. Aquí se tiene una visión más objetiva de las circunstancias y las causas del rompimiento.
Algunas estrategias para superar una ruptura amorosa
Atravesar el dolor
Expresar nuestros sentimientos es fundamental para avanzar y aceptar que algo, en este caso la relación, ha terminado.
Contacto cero
El limitar la comunicación con esa persona permite tener un duelo más adaptativo, por tanto, eliminar o bloquear a las exparejas de redes sociales no tiene nada de inmaduro.
Reconocer mi responsabilidad
Aceptar que personalmente se tienen cosas que atender y mejorar como persona que pueden estar impactando en relaciones de pareja, es también una forma de aceptación y de cambio positivo.
Evitar falsas esperanzas
Recordar el porqué no funcionó la relación y porqué terminó permite también aprender de los errores propios y reconocer aquello que no se quiere volver a experimentar con futuras parejas.
Enfocarse en aquello que sí se puede hacer
Realizar planes a corto plazo, retomar hobbies, descubrir nuevas habilidades o actividades, dan pauta a enfocarse en algo positivo y a encontrar nuevamente el bienestar personal.
Pedir ayuda
Puede ser que el rompimiento sea algo muy difícil de superar debido a la significancia de la persona, en ese caso pedir apoyo a profesionales puede ser lo que nos haga falta.
Superar una ruptura amorosa demanda mucho autocuidado, amor propio y acompañamiento de las redes de apoyo, en estas puede estar incluido un/a psicoterapeuta. Nada es más valioso que tu bienestar y tu aprendizaje de las experiencias sean agradables o incómodas.
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