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Construcción de la identidad

Todos y todas en algún momento de nuestra vida nos hemos hecho la pregunta ¿Quién soy? Y, en ocasiones, la respuesta a esa interrogante es más fácil de contestar que otras. Esto tiene que ver por cómo se va construyendo la identidad.

Pues bien, la identidad (personal) es el sentido que le damos a nuestro ser, único y diferente a las demás personas. Es una clase de guion mental que nos creamos cada uno/a con base en nuestros valores y comportamientos. Inevitablemente esta permeado de la cultura, es decir, la nacionalidad, la religión, el sexo, el idioma, la raza, el género, etc. tienen un impacto y una relación directa con la identidad, pues esta se va creando conforme nuestras características individuales y experiencias sociales.

Y, así como lo que me rodea influye en mi identidad, de igual manera yo influyo en las identidades de las demás personas, se retroalimenta. Los y las demás me definen y yo me defino con relación a los demás.

“Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella”

-Jean-Paul Sartre

Podemos decir entonces que la identidad es una reflexión personal sobre la época en la que me desarrollo, lo que me distingue de las demás personas, mis experiencias y valores, una narrativa personal que construye mi realidad, es mi esencia.

La identidad personal tiene dos funciones:

  1. Darnos una valoración positiva de nosotros/as mismos/as. Esto con la finalidad de buscarse sentirse una persona valiosa y con capacidades suficientes para responder ante los sucesos de la vida.
  2. Adaptarnos al entorno en el que vivimos. La cual nos permite modificar algunos rasgos de la identidad para integrarnos en los nuevos entornos.

La construcción de la identidad es un proceso largo, podemos decir incluso que dura toda la vida; inicia en la infancia y se consolida en su mayoría al finalizar la adolescencia. Y decimos que dura toda la vida, porque cada experiencia y/o adaptación que tenemos, agrega aprendizaje a esta identidad. En este proceso se van desarrollando otras formas de identificación; la identidad social, identidad sexual, de género, etc.

Por tanto, conforme vivimos y maduramos, nuestra identidad se va tornando cada vez más compleja y concreta. Una persona con una identidad (personal) más estable, se puede adaptar mejor a diferente situaciones sociales, le es más fácil relacionarse con otras y otros, e inevitablemente tiene una mayor confianza en sí mismo/a.

Nuestra identidad personal la podemos ver reflejada en elementos como:

  • Identidad de género
  • Elección política
  • Valores morales
  • Religión
  • Costumbres y tradiciones populares
  • Estilo estético
  • Expresión verbal y conductual
  • Ocio
  • Profesión
  • Estudios

Diferencia entre identidad, autoconcepto y personalidad

A pesar de que pueden parecer sinónimos estos tres conceptos, no lo son.

Como hemos hablado; la identidad define lo que soy, cómo me veo, lo que me hace diferente a las demás personas. La personalidad se refiere a cómo me comporto ante alguna situación, de qué manera respondo o llevo a cabo algo.

Por otro lado, la identidad forma parte del autoconcepto, pues este es la opinión que tengo de mi mismo/a, y para poder tenerla, es necesario saber quién soy, esto lo responde la identidad.

Podemos concluir entonces que la identidad se construye con base en los distintos contextos, situaciones, épocas históricas y culturales en las que nos movemos a lo largo de nuestra vida. Y para formarla, tomamos de referencia tanto la opinión personal, como la opinión externa. Es de lo que nos apropiamos, lo que nos diferencia de las demás personas y nos da esencia.

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