¿Por qué sentimos miedo?

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Todas y todos en algún momento hemos sentido miedo, incluso a cosas o situaciones que no son reales. Esto es porque es una emoción que genera desconfianza y nos hacer creer que va a pasar algo peligroso o nocivo para nuestra persona.

Entonces, a pesar de que sentir miedo no sea algo agradable, es una respuesta de corta duración, autónoma y primitiva, pues su función es prepararnos para el peligro o ayudarnos a evitarlo. Por eso de manera fisiológica, aumenta la presión cardiaca, la sudoración, se dilatan las pupilas y aumenta el tono muscular. Además, existen tres respuestas ante el miedo; huir, atacar o paralizar, y cada persona responde de estas maneras diferentes ante diversas situaciones.

Formas de adquirir un miedo

• Por aprendizaje vicario. Este es por haber visto la reacción de miedo en otra persona y asumir que se le debe temer a la misma situación o estímulo.
• Por condicionamiento. Significa haber vivenciado una o varias veces una experiencia desagradable con alguna situación o estímulo. Entonces se asocia esa experiencia con la sensación de miedo.

Ahora bien, cualquier cosa puede dar miedo. Depende de la persona y, como mencionamos, se puede sentir ante un peligro real, lo que vuelve al miedo algo adaptativo. O sentirlo ante un peligro imaginario. Por ejemplo, el miedo a hablar en público, y como no son adaptativos porque el peligro no es real, se pueden transformar en fobias o ansiedad, pues se interpone en el disfrute de una persona, tanto que puede impedir o dificultar el día a día y prolongarse con el tiempo.

Es fundamental entonces identificar nuestros miedos, podemos hacer constantemente una introspección cuando se presente. ¿Qué siento en el cuerpo?, ¿Qué pensamientos vienen a mi cabeza?, ¿Con cuánta intensidad lo percibo? Sólo así sabremos cómo controlarlos y evita que se extiendan.