Podrá sonar contradictorio, pero los hábitos son un beneficio y una maldición al mismo tiempo; ya que un hábito es cualquier comportamiento aprendido mediante la repetición. Y pueden ser tan buenos como hacer ejercicio diario, o tan nocivos como el tabaquismo.
Estos se crean porque nuestro cerebro siempre busca la forma de ahorrar tiempo y energía en llevar a cabo diversas tareas. Al llevar a cabo algunas conductas de manera automática, su realización se vuelve rápida y certera, y al no tener que concentrarnos en como caminar, respirar o comer, destinamos más tiempo y esfuerzo en otras cosas.
En el estudio “Cómo se forman los hábitos: modelando la formación de hábitos en el mundo real” publicado en la Revista Europea de Psicología Social. Descubrieron que en promedio se requieren 66 días para crear un hábito que perdure con el tiempo. Además, se comprobó que, aquellos que impliquen ejercicio físico tardan más en adquirirse a comparación de hábitos menos complejos como tomar un litro de agua al día.
Al realizar una acción constantemente, se crea una ruta entre las neuronas, lo que vuelve a esta acción más fácil y eficiente de llevarla a cabo, y si la continuamos haciendo esa ruta neuronal se volverá más fuerte y el hábito estará creado. Esta es la razón por la cual nos cuesta trabajo comenzar algunos. Porque nuestro cerebro aún no crea esa ruta, pero nuestras neuronas se reorganizan constantemente de acuerdo con nuestros pensamientos, experiencias y aprendizajes. Por tanto, podemos reestructurar a nuestro cerebro para crear nuevos y mejores hábitos, una vez empezando, paulatinamente se volverá más fácil llevarlos a cabo.
Diferencia entre un hábito saludable y uno que no lo es
Un hábito saludable es aquella actividad que mejora la salud de manera física, mental, emocional y/o social. Algunos ejemplos son hacer ejercicio, comer adecuadamente, o disfrutar de algún pasatiempo (juegos de mesa, leer, etc.)
Por otro lado, un hábito poco saludable es una actividad que perjudica el bienestar y trae consecuencias negativas a la salud física mental, emocional y/o social. Estos hábitos nocivos generan una recompensa inmediata en el cerebro, lo cual lo motiva a repetir esta actividad en el futuro.
Como vimos, el cerebro tiene la capacidad de generar rutas neuronales que nos faciliten el día a día, pero no distingue entre crear hábitos saludables o no. Por tanto, es importante hacer introspección y preguntarnos si algo que realizamos en nuestra vida diaria es poco saludable, para así poder erradicarlo, o mejor dicho, modificarlo.
Los seres humanos tenemos la facultad de desarrollar una mejor versión de a nosotros/as mismos/as, podemos elegir a qué prestamos atención, a percibir de una forma diferente lo que nos pasa, a pensar y actuar de manera más satisfactoria. Para ello es necesario tener voluntad de cambio, tener metas alcanzables y realistas. Dando pequeños pasos todos los días podemos crear hábitos que nos brinden bienestar a largo plazo.
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