Aunque se toman como sinónimo, no son la misma cosa; jefe es aquella persona que tiene autoridad sobre un grupo con la finalidad de dirigir su trabajo o sus actividades. Por otro lado, un/a líder es aquella persona que encabeza un grupo, o movimiento.
Generalmente asociamos la palabra liderazgo con los jefes o directivos, y, aunque tienen relación, tener un cargo directivo no asegura tener características de líder. E incluso, una persona líder no siempre ocupa cargos directivos.
Una diferencia importante es que el puesto de jefe está basado en una jerarquía vertical. Los cargos directivos tienen la última palabra, dejando fuera la opinión de su grupo de trabajo, llegando a ser impositivos. Por otro lado, el liderazgo tiene sustento en una jerarquía horizontal; en la que sí puede haber cargos directivos. Aaquí se busca que estos cargos sean ocupados por personas con habilidades de líder, para que influyan de manera positiva en su grupo. De esta manera, las y los colaboradores se sienten involucrados en el proyecto y en la toma de decisiones, así, las organizaciones tienen mejor desempeño laboral.
¿Cómo ser un/a jefe con liderazgo?
La diferencia significativa entre jefe y líder es que el segundo no siempre tiene autoridad, pero puede llegar a tenerla, incluso existen jefes que son genuinamente líderes. Entonces, ¿Cómo puedo ser un/a mejor líder?
Usa la autoridad adecuadamente
El tener autoridad ante un grupo de personas es un privilegio; pues brinda poder, pero también responsabilidades. Por tanto, es importante hacer uso de ella en favor del proyecto y del equipo, así servimos de guía y no sólo damos órdenes.
Escucha a tus colaboradores
Cuando se trabaja en un proyecto, es importante tomar en cuenta las opiniones de todas las personas involucradas. A veces en una lluvia de ideas surgen los mejores planes. Un/a jefe con liderazgo, escucha y consolida la información y toma una decisión más certera.
Delega tareas
Cuando se es jefe, parte del trabajo implica recibir órdenes de más arriba y llevarlas a cabo. Al delegar tareas para sacar adelante el trabajo, se estimula a las y los colaboradores, se les enseña cómo se hace y se promueve su desarrollo.
Gestiona los problemas
Los errores son inevitables, pero saber resolverlos brinda aprendizaje. Se tiende a buscar culpables cuando algo falla. Sin embargo, al trabajar en equipo, no importa quién hizo mal, importa qué pasó y cómo se resolverá el asunto para que no vuelva a suceder.
Inspira al equipo
Un/a líder auténtico inspira un contexto de superación y trascendencia en el equipo de trabajo, promueve y alienta las nuevas ideas, busca el compromiso sincero y contagia a los y las demás con su determinación. Dar órdenes por el simple hecho de estar a cargo no es la mejor manera de lograr los proyectos.
Conecta con los y las demás
La mayor parte de nuestro día la pasamos en el trabajo, entonces por qué no hacerlo un espacio de respeto y cordialidad. Conocer a todas y todos los colaboradores por su nombre y no por un número o puesto brinda un ambiente de trabajo más ameno y agradable para desarrollarse.
Hoy en día la mayoría de las empresas y organizaciones han optado por posicionar a personas líderes en puestos de alto mando, pues ahí desarrollan su máximo potencial; guían a las y los colaboradores y refuerzan su identidad. Por tanto, la organización adquiere beneficios como mejor clima organizacional, reduce la rotación de personal y aumenta la productividad e innovación.