En ocasiones cuando un familiar, la pareja o ser querido se enferma o requiere de ser cuidado tras una operación o alguna intervención clínica, brindarle ese cuidado es una manera de demostrar nuestro cariño o afecto. Pero, ¿qué sucede cuando nos convertimos en cuidadores de ese alguien querido por efectos de alguna enfermedad crónica o discapacidad?
![](https://psicologiaendesarrollo.com/wp-content/uploads/2023/03/pexels-photo-8127503.jpeg)
Entendemos que un cuidador/cuidadora es aquella persona que se hace cargo de alguna persona con algún nivel de dependencia, ésta persona puede ser un familiar (madre/padre, hija(o), etc.), personal de salud o voluntario(a). En éste artículo, nos enfocaremos a los primeros: los familiares, denominados como cuidadores informales.
Se estima que un 85% de los cuidadores informales son mujeres que dedican una importante actividad diaria al cuidado de sujetos con dependencias o discapacidades permanentes. Dicho cuidado dependerá de la persona y sus circunstancias, lo que provoca que por un tiempo se tendrá que reorganizar actividades diarias para adaptarse a la nueva situación: la llegada de un nuevo bebé, el cuidado de un adulto mayor, algún familiar con problemas de salud, discapacidad temporal o prolongada, etc.
![](https://psicologiaendesarrollo.com/wp-content/uploads/2023/03/pexels-photo-3791664.jpeg)
La labor del cuidador es poco visible y reconocida socialmente, ya que por lo regular (e independientemente si se realiza por voluntad y cariño) se ve ésta actividad como una “obligación”, o se asigna el rol dependiendo de ciertas creencias/prácticas culturales como: el orden y rol entre hermanos, estado civil, o actividades que se realizan dentro de mi rutina que se pueden o no sacrificar.
Sin embargo, tener en cuenta la salud física y mental del cuidador principal es demasiado importante, ya que influye directamente en la atención que le va a brindar a la persona que cuida, y es por eso que es necesario que no se descuiden en ningún momento sus propios cuidados. Para entender un poco mejor de ese autocuidado, te invito a dar click aquí para ir a nuestro artículo sobre autocuidado.
El trabajo del cuidador requiere de esfuerzo físico, mental y emocional, en ocasiones, la persona está poco capacitada para llevar a cabo ciertos cuidados especiales que pudiera requerir la persona a cuidar, y por ende le lleva aún más esfuerzo para poder adquirir esos conocimientos y/o habilidades. Tener a consideración nuestro autocuidado como personas cuidadoras nos evitará de un burnout, que a su vez nos impedirá de seguir cuidando del otro.
![](https://psicologiaendesarrollo.com/wp-content/uploads/2023/03/pexels-photo-6028540.jpeg)
Recuerda que es normal sentirse cansada(o)/frustrada(o) después de un largo día de cuidados y actividades personales, y es válido darte tu tiempo y tu espacio para descansar, así como realizar otras actividades de ocio y diversión. Cuidar de tu salud física, mental y emocional de la forma en que a ti te convenga mejor no te hace de una mala persona ni un(a) mal(a) cuidador(a). Al contrario, tu bienestar te permitirá cuidar de mejor forma a la otra persona: desde tener más energía para llevar a cabo tareas físicas, hasta poder tomar decisiones de forma clara y tener mayor control de la situación.
¿Cómo cuidarme si soy cuidador?
-Establece horarios para tus comidas. Pueden ser los mismos que la persona que cuidas en caso de que pueda comer por sí solo(a); compartir las comidas con otra persona también puede ser un buen espacio para el diálogo fuera de los cuidados o la rutina para los mismos.
-Procura no ser la única persona cuidadora: se vale ser el cuidador principal, pero también es válido y necesario organizarnos con otras personas (familiares o personas de confianza, incluso puedes disponer de algún profesional de la salud especializado ciertos días a la semana) para “cuidar por turnos”. Esos espacios “libres” los podrás destinar a tu descanso u otras actividades personales o de tu interés.
Así mismo, puedes apoyarte de otras personas para otras actividades que no sean de cuidado como la limpieza del hogar, la lavandería, despensa, o incluso compañía.
-Realiza una actividad de tu interés al menos 30 min. por día: lectura, caminata breve o ejercicio ligero, escuchar de tu música favorita o adelantar un capítulo de tu serie favorita, meditar, tener una sesión express de skin care en casa o de masaje, etc.
-Organiza tus tiempos. Para esto es importante dimensionar la “gravedad” de nuestra realidad, por lo que es posible que existan personas que requieran de una organización más estructurada, y habrá quienes se puedan dar más libertades, el punto es no descuidar de nuestra salud y que al menos nos tomemos 5 min. al día para auto-observarnos y atender alguna necesidad nuestra antes de seguir atendiendo a la persona bajo nuestro cuidado.
-Reconoce tus límites: tanto personales como para las demás personas. Está bien ser el cuidador personal (como ya se mencionó), pero también podemos indicar cuando alguna actividad ya es excesiva para nosotras.
-Frecuenta a tus amistades. Quizá el estar cuidando de otra persona nos impida salir a reuniones sociales, sin embargo, podemos seguir frecuentando a nuestras amistades a través de redes sociales, llamadas o videollamadas. Inclusive podríamos hacer pequeñas reuniones en nuestro hogar si nos es posible.
-Apoyo psicológico. Cuando el cuidado se ha vuelto parte de nuestras vidas y que además estamos lidiando con alguna enfermedad crónico degenerativa, el acompañamiento psicológico también nos es demasiado útil y a veces indispensable para reforzar herramientas de autocuidado y resilientes o bien, adquirirlas. O simplemente, puede ser un espacio de confianza para hablar sobre aquello que no hablamos con otras personas, ya sea por desconfianza, vergüenza o creencia de que no podrán comprender nuestra situación.
![](https://psicologiaendesarrollo.com/wp-content/uploads/2023/03/pexels-photo-2821823.jpeg)
Reiteramos que nuestro autocuidado no es egoísta, es importante sentirme bien para cuidar del otro.
Si eres una persona que en éste momento está cuidando de otra persona y consideras que aún no sabes cómo poner en práctica ciertas actividades de autocuidado, además de platicarlo en un espacio con un profesional, no dudes de contactarnos a través de nuestras redes sociales y agendar una cita con alguno de nuestros profesionales, con gusto atenderemos tu consulta.
Pingback: Autocuidado: Cómo ser responsables de nosotros mismos - Psicología en Desarrollo