Todas las personas tenemos emociones, éstas nos ayudan a reaccionar con rapidez ante algún acontecimiento inesperado que se presente, funcionan automáticamente y cada una prepara al organismo para una diferente respuesta. Por ejemplo; el miedo aumenta la frecuencia cardíaca, esto causa que más sangre llegue a los músculos, lo cual nos prepara para huir o atacar.
Las emociones tienen origen en una parte del cerebro llamada amígdala, tiene el tamaño de una almendra y es parte del sistema límbico, el cual se encarga de la memoria y las respuestas fisiológicas y emocionales del cuerpo.
A lo largo de los años en los que se ha investigado sobre las emociones, se descubrió que existen seis básicas las cuales pueden mezclarse y desarrollar más emociones, sin embargo, hablaremos brevemente de las seis básicas; el miedo, la sorpresa, la aversión o desagrado, la ira, la alegría y la tristeza.
Emociones básicas
Miedo: produce incertidumbre e inseguridad, se da cuando estamos ante un peligro, este puede ser real o imaginario, y prepara a nuestro cuerpo para anticipar esa amenaza y actuar con precaución.
Sorpresa: esta nos puede causar sobresalto, asombro o desconcierto y ayuda a orientarnos para saber qué hacer ante alguna situación nueva. Su duración es muy breve y generalmente desencadena otra emoción.
Aversión: nos provoca disgusto o asco hacia lo que tenemos enfrente, lo cual nos hace rechazarlo, sirve como precaución ante algo que nos puede hacer daño, por ejemplo, cuando olemos alimentos en mal estado.
Ira: aparece cuando las cosas no salen como queremos o cuando nos sentimos amenazados por algo o alguien. Es adaptativa y nos impulsa a hacer algo para resolver un problema o cambiar una situación que consideramos difícil.
Alegría: nos causa una sensación de bienestar y seguridad cuando conseguimos algún deseo, cuando nos sale algo como queremos o mejor de lo que esperábamos. Nos produce querer repetir la situación que nos hizo sentir bien.
Tristeza: se da cuando nos han decepcionado o cuando sufrimos una pérdida importante. Su función es pedir ayuda y nos motiva a superar ese fracaso y esa pérdida, también nos ayuda a empatizar con otros/as y crear redes de apoyo.
Todas las emociones son válidas
Se considera que algunas de estas emociones, como la ira o el miedo, no está bien sentirlas, si bien es cierto que algunas pueden ser más incómodas que otras, todas son igual de válidas y cada una tiene una función importante, por eso es fundamental no reprimirlas.
Cuando negamos nuestras emociones, lo único que causamos es intensificarlas ya que es imposible desconectarnos de lo que sentimos. Al reprimirla, se quedará dentro del cuerpo y buscará una salida, generalmente no adecuada; se podrá manifestar en insomnio, rigidez corporal, alergias e incluso en conductas nocivas para la salud, como consumo de drogas o alcohol.
Es necesario entonces, dejar fluir nuestras emociones, permitir sentirlas ayudará a una mejor identificación de éstas y, posteriormente, una regulación emocional adecuada. Si te cuesta trabajo expresar tus emociones no dudes en pedir ayuda a algún profesional de la salud mental
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